-3 de septiembre de 2008-
( Stavanger-Lysebotn 148 Kms )
Noche de lluvia incesante, y mañana de sol espléndida. Lo que el tiempo no nos permitió pasear la tarde anterior, hoy por la mañana nos lo ha recompensado con creces.
Si que es verdad que la visita del año pasado a Stavanger quedo teñida de gris por dos cosas:
La primera que había fiestas o algo similar y estaba todo el puerto repleto de casetas de bares y restaurantes. También, el no poder subir al preikestolen, dejó ( por lo menos en mi caso ) los ánimos un poco decaídos.
Este viaje es diferente. Venimos de subidón, de culminar gran parte del propósito de nuestro viaje, y la ciudad esta repleta de colores. Colores que lucen bajo un sol esplendido.
Volvemos a recorrer sus calles, el parque con su lago/estanque, la catedral, la torre...y tras un paseo tranquilo y prolongado decidimos emprender ruta hacia nuestro próximo destino, LYSEBOTN.
Decidimos ir por carretera, aunque hay un ferry que también te lleva hasta esta población que se encuentra al final del fiordo de Lyse. El recorrido de barco es de unas 4 horas, pero nos apetece recorrer por carretera el trayecto, y hacer el famoso descenso de 21 curvas desde el mirador del águila hasta el pie del fiordo.
Cogemos la carretera 45, que nos llevara por detrás del fiordo hasta Sirdal, donde nos desviaremos hacía Lysebotn. 31 últimos kilómetros por tierra de trolls.
Hemos retrocedido hasta el paleolítico. El paisaje que nos rodea es pura roca granítica. Un trayecto en el que no nos cruzamos con practicamente nadie, y es que, esta carretera únicamente lleva a esta pequeña población alojada en el final del fiordo. Una central eléctrica, un camping y unas cuantas casas forman un pueblecito, que visto desde el mirador, nos parece una maqueta de trenes.
Puedo pecar de ser pesado, pero no me canso de decir que cada paisaje de Noruega te sorprende. Cada curva te descubre algo nuevo. Y el mirador de Oygardsstolen es de esos sitios que aparecen en pocas guias de viaje, pero que merece la pena visitar.
El descenso hasta Lysebotn quita el hipo. 21 curvas que descienden desde 640 metros de altura hasta nivel del mar.
ESTAMOS EN LYSEBOTN.
Llegamos al camping (http://lysebotn-touristcamp.com), y tras instalarnos aprovechamos para dar un paseo por el muelle de madera. Este paisaje se repite en el final de cada uno de las ramificaciones que tienen los distintos fiordos en Noruega.
El tiempo esta complicado. Llueve, anochece a media tarde, amanece casi anocheciendo, aparecen y desaparecen nubes que cubren las paredes del fiordo. Un clima y ambiente especial para un lugar especial.
